JOSE MARIA URBINA
Nació en Píllaro (Tungurahua) el 19 de marzo
de 1808. Muy joven ingresó en la Escuela Náutica y participó en las últimas
luchas emancipadoras, hombre de gran ingenio y dotes de diplomacia, pero de
tortuosos caminos. Hay quienes lo han tenido por discípulo e imagen del general
venezolano Juan José Flores, del cual fue edecán aunque rápidamente se
convirtió en implacable y perpetuo adversario político. Una vez desterrado
Diego de Noboa se declaró como Jefe Supremo, lanzando el programa “Guerra a los
déspotas, paz a los vecinos fraternidad entre ecuatorianos”. Prefirió manejar
la política con mano de hierro, apoyándose en un ejército de incondicionales
mantenidos a su lado a fuerza de concesiones e impunidad; frenó a sus
adversarios con destierros, con fuertes multas y contribuciones pecuniarias,
manipuló las elecciones para el cuadrienio de 1852 a 1856 a su favor. Entre
febrero a junio de 1852 se intentó nuevamente una invasión floreana que volvió
a fracasar. Urbina formó, buscando el apoyo de los contingentes africanos del
Guayas, un Ejército Nacional de negros, los “Tauras”. En su administración
expulsó a los jesuitas que llegaron al país en 1851, esto despertó el odio de
los conservadores, acción que lo hizo por la influencia económica,
política y social de esta congregación religiosa, a más de congratularse con
sus similares de Nueva Granada, López y Obando. También implemento en el país
los estudios libres para los estudiantes secundarios y universitarios lo cual
produjo un funesto atraso cultural. Sin embargo su administración tuvo luces y
es que en su gobierno con el decreto del 25 de julio de 1851 se abole la
esclavitud en nuestro país. Murió en Guayaquil el 4 de septiembre de 1891, a
los 83 años de edad.
Urbina dominó el período marcista desde su
adhesión al triunvirato de 1845 pese a su condición de gobernador de Flores,
hasta su apoyo decisivo al presidente Francisco Robles entre 1856 y 1859. Su
influjo en los años marcistas fue tridimensional; horizontalmente, arbitrando
entre la Sierra y la Costa e inclinándose a la Costa sur; verticalmente, con su
preocupación por los estratos marginados; transversalmente, posibilitando el
que las generaciones herederas de las bases populares chihuahuas de 1834 se
formaran en la generación montonera del alfarismo de 1895. El español Gabriel
Femández de Urbina y Olarte, ministro tesorero de las Cajas Reales, viudo,
escogió por compañera a Rosa Viteri. De esa unión nació Urbina, en Píllaro. Fue
bautizado en Quito y no entrado aún en la adolescencia se marchó a Guayaquil
donde el general Juan Illingworth Hunt lo educó.
De guardia marina a los 16 años de edad
estuvo en el bloqueo de El Callao, último reducto español en América del Sur. A
los 20, ya alférez de Navío, combatió, fue herido y alabado en la batalla de
Punta Malpelo contra la invasión peruana del mariscal José de La Mar. Unos
meses después pasó al Ejército y combatió en Tarqui contra el mismo mariscal.
Ascendido a coronel, estuvo en Miñarica junto a Flores y Rocafuerte. Nombrado
por éste encargado de Negocios en Bogotá el año 1835, fue cancelado. Flores
comentó con sorna el episodio: "¿De dónde sacará tanto orgullo este
mocosillo que tan mal se ha conducido en Bogotá?". Urbina, sin
embargo, había impresionado bien en esa fría y culta capital. En el período
marcista sucedió a Cucalón como secretario del Gobierno Provisional. Ocupó la
presidencia de la Cámara de Representantes en la que apoyó el encargo de la
presidencia a Ascásubi en 1849.