DIEGO NOBOA
Diego María de Noboa y Arteta (Guayaquil, 15 de abril de 1789 - ibídem, 3
de noviembre de 1870). Fue un político ecuatoriano que lideró la Revolución
Marcista y que derrocó al Gral Juan José Flores, junto con José Joaquín de
Olmedo y Vicente Ramón Roca. Fue el tercer Presidente de la Época Marcista.Aunque
su poder Presidencial fue muy corto.
La pugna entre el Gral. Antonio Elizalde y
Noboa se agrandó que se temía un enfrentamiento entre ambos bandos. Sin embargo
la paz se concretó con el convenio La Florida. El 8 de diciembre de 1850
fue elegido Jefe Supremo y por Decreto del 11 del mismo mes se le concedía
facultades extraordinarias.
Obtuvo la administración de Renta de Tabacos,
pasó a la de Alcabalas y llegó a contador Mayor del Departamento del Guayas en
la Gran Colombia. Cuando fungió de comisario de Guerra y Marina en 1824, envió
tropas para sellar la independencia de Perú y fue condecorado por el Congreso
de ese país. Sirvió a la República como senador en varias legislaturas y en la
de 1839 presidió el Senado. Integró el Gobierno Pro- visorio constituido a raíz
de la Revolución Marcista. Quiso entrar por la puerta a la presidencia de la
República en 1849, pero no consiguió los votos necesarios. Le cupo entrar por
la ventana. Con su nombramiento de jefe supremo del Guayas, en marzo de 1850,
se trizó el espejo de la unidad nacional marcista. De nuevo había dos naciones,
dos gobiernos contrapuestos. Noboa y Ascásubi buscaron un arreglo pacífico que
no cuajó. Entre sobresaltos guerreros las provincias se iban pronunciando por
Noboa.
Quito lo hizo el 10 de junio. "Las
sagradas leyes de la moral son igualmente severas con todos los partidos
políticos, y cualquiera que sea aquél que para derrocar una autoridad legítima
apelare a las peligrosas vías de hecho, merecerá siempre la justa reprobación
del hombre de bien", sentenció Ascásubi al dejar el poder. Su retiro
parecía abrir el camino de la paz, pero no fue así. Azuay, Loja y Manabí se
adhirieron al pronunciamiento de Guayaquil el 14 de junio, pero dieron el mando
al general Elizalde. Otra vez se enfrentaban dos autoridades supremas. Primó,
empero, el sentido común y ambos jefes de Gobierno se comprometieron a convocar
una Convención para el 8 de diciembre en Quito ("Convenio de La
Florida", a orillas del Daule).